domingo, 22 de marzo de 2020

séptimo día

Me comenta una amiga que ha notado un acusado descenso en el nivel de gilipolleces que se transmiten por whatsapp, como si el miedo se hubiera superpuesto al desdén y el escepticismo con que se acogió el apocalipsis cuando todavía no lo parecía. La verdad es que es difícil mantener el tipo. En televisión solo se habla de lo mal que están las cosas y de lo peor que se van a poner; en las plataformas audiovisuales no encuentras una película de risa ni remontándote a Pajares y Esteso; y las redes sociales son sentinas de odio y simplezas: habría haber hecho, habría que haber hecho, habría que haber hecho.

   Entre lo que habría que haber hecho se encuentra en uno de los primeros lugares dedicar más dinero a la ciencia y a la investigación. Imvestigación, escribe alguno. La verdad es que, primero, no recuerdo ninguna manifestación a favor de tal empeño y sí montones a favor de cosas que hoy se consideran malignas, como el feminismo reivindicado en el límite del apocalipsis. Segundo, se me ocurre que no hay ningún país que haya resuelto el problema, ni siquiera los que dedican a la investigación tropecientas mil veces más que nosotros. Y, tercero, ahora se demanda que se curiosee sobre cosas de salud, pero cuando se acerca la feria de telecomunicaciones lo que se demanda es que se hurgue en el universo de los chips porque ahí está el futuro y no en las cremas contra los sabañones.

   La opinión pública es muy volátil y, como causa, o como consecuencia, la de los administradores. De aquí y de acullá, por mucho que vituperen a los nuestros los detractores patrios. Por ejemplo, el otro día leí una entrevista con un investigador que decía que con mil doscientos millones de dólares se podía afrontar una investigación mundial para encontrar una cura al millón setecientos mil virus que hay en el mundo. Una vacuna universal para todos ellos por un importe que es pura calderilla. Pero… ¡bah!, lecturas para minorías. Si este tipo tuviese en el mundo el prestigio o la audiencia que Echenique en España, por poner un caso de nivel intermedio, se habría creado ya una corriente de opinión universal para que todos los líderes mundiales se comprometiesen con esa investigación.

   Mejor dejo de escribir por hoy. Terminamos el séptimo día y empiezan a escucharse mensajes positivos: lo que ha tardado nuestro presidente en salir en la tele.

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