viernes, 5 de febrero de 2010

Penosidad

Publicada el 5 de febrero de 2010 en El Día de Cuenca y otros, supongo.

La vicepresidenta, inagotable en su papel de decir que las cosas no son para tanto, que ya verán ustedes que no, se ha apresurado a decir que los trabajos que sean más penosos quedarán exentos de jubilarse a los sesenta y siete años. Rápidamente he pensado en los empleados de banca, que llevan décadas jubilándose a los cincuenta y pocos; en los de la radiotelevisión pública, que emularon a los de la banca; en los empleados de las grandes factorías que entran en crisis e imponen al gobierno la manera en que se deshacen del capítulo de gastos jubilando a cualquier edad a quienes les da la gana; en los enseñantes, que dejan el currelo a los sesenta... Dado que el propósito de cualquier gobierno no es desarrollar un modelo de sociedad determinado sino ganar las elecciones siguientes, ya veo por dónde va a ir la escala de penosidad de la vicepresidenta y adivino que con cualquier gobierno de cualquier partido las cosas no cambiarán y en el infausto futuro que ya nos han pintado seguirá existiendo la nueva aristocracia de los que dejan de trabajar mucho antes que los demás y el nuevo proletariado de pelagatos que les pagarán el retiro. Los nuevos miserables. Puesto que el dinero de las pensiones de los retirados se obtiene del dinero que aportan los activos, digo yo que antes de hacer que una parte se retire más tarde habría que conseguir que todos se retiren al mismo tiempo. Es otra forma de llenar el cajón de la pasta. Lo que pasa es que el gobierno no se atreve a ponerla en marcha. ¿Es que nos extraña? Sólo es el gobierno: cosa de poco.



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