martes, 18 de febrero de 2014

Rajoy I El Ingrato

El antes y el después de esta legislatura fue la inefable intervención de Dolores de Todos los Finiquitos, aquella en la que puso su inacabable verborrea y la poca donosura que la caracteriza al servicio de lo inexplicable. Todos sabemos de qué hablo. Sin embargo, cuando todos se metieron con ella, cuando fue burla inacababale de todo el rojerío, cuando se la puso como modelo de lo que jamás jamás jamás debe hacerse en público, allí estuve yo defendiéndola, si bien más en privado que en público, también es cierto, no fuese que alguien pensase que me estaba postulando como sucesor de Floriano. Pero que conste que salí en su defensa convencido de lo que hacía. Hay que tener arrestos para coger unos papeles que son puro jeroglífico egipcio y ponerse delante de unas cámaras de televisión para tratar de explicarlos haciendo como que se entienden y, lo que es peor, como que se comprenden. Que se admite como bueno lo que hay detrás, quiero decir.
     Nadie en el Partido Popular ha hecho mejor servicio al partido en estos años como Doña Finiquito en esa intervención en la que no solo se ganó el apodo sino que se echó sobre sí toda la infamia de Bárcenas el cuatrero y de todos los que le habían amparado hasta entonces.
    Cospedal, enemiga de Bárcenas según todas las noticias, salió a la palestra a defenderlo mientras su jefe, amigo de Bárcenas según todas sus declaraciones anteriores, se ocultaba de la luz como las lombrices y otros gusanos en una más de las muestras de cobardía a las que nos tiene acostumbrados.
     Es posible que Cospedal admitiese la inmolación confiando en su labia más de lo que debería (se parece menos a Castelar de lo que seguramante cree), quizás salió a torear porque el jefe la sacó a patadas del burladero o quizás creía que ese ridículo universal se le pagaría algún día con una recompensa igual de universal. Sin embargo, yo siempre creí que ese era el principio de su fin. Solo era cuestión de tiempo que Rajoy I El Ingrato empezase a despeñarla.

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