jueves, 16 de junio de 2011

La puta calle

Publicada el 17 de junio de 2011 en El Día de Cuenca y otros, supongo.
Es sabido que si todo el que dice haber estado en París en mayo del 68 hubiera estado de verdad, los últimos en llegar tendrían que haber levantado los adoquines de Versalles porque desde ahí hasta la Bastilla no habría habido un metro cuadrado libre de revolucionarios. Entre ellos, muchos de los que ya están hartándose de los del 15-M. ¡Qué poca paciencia o qué poca memoria o qué distintos resultan ser los toros si uno no está en la barrera! O a lo mejor es que se están haciendo viejos o que ni siquiera estuvieron en París, que lo mismo va a ser eso. El caso es que la violencia le ha venido bien a muchos políticos para sincerarse y proclamar a voz en cuello que ellos son los representantes de la voluntad popular (lo que también dirían los diputados franceses del 68 de los que nadie se acordó jamás), como si fuese un juguete que alguien quisiera arrebatarles y no un deber que se han echado encima y del que deberían responder a diario (no cada cuatro años) ante los ciudadanos (no ante los muñidores de listas del partido). Lo importante, sin embargo, es que los medios ya están haciéndolo importante. Las quejas de los políticos por unos minutos de incomodidad ocupan mejor sitio en la prensa que los desahucios que los «indignados» están parando, como si el drama fuera el sofoco de un diputado y no quedarse en la puta calle. Estamos perdidos porque esta estrategia oculta que la indignación ciudadana ya ha presentado su cuaderno de quejas y pide cosas concretas. Simplificamos una: que nadie se quede sin casa mientras el dueño del banco tiene un botín de cientos de millones en Suiza.


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