jueves, 5 de diciembre de 2013

Informes, ministros y mentiras



El ministro de Educación sabe poco de educación. No lo digo a las malas. O por lo menos, no muy a las malas. Sí me parece de fatuos creer que ha sacado adelante la ley educativa y no una más, condenada a durar como la que menos, pero que no entienda mucho de educación no me parece muy grave, ya digo. Mucho peor me parece que él y sus corifeos (Marhuenda y compañía) agredan a la ciudadanía con argumentos que solo idiotas podrían considerar tales. Por ejemplo, aquello de que la ley de 1990 era la culpable de que los españoles nacidos entre 1948 y 1998 tengan un bajo nivel de comprensión lectora. El nuevo timo del tocomocho es de ayer mismo y consiste en dar categoría de argumento a un puñado de datos seleccionados del último informe PISA, que en mala hora a alguien se le ocurrió hacer. Las cosas van mal, viene a decir el ministro que no sabe de educación, pero ahora voy yo y las arreglo. ¿De qué forma van mal? Wert no lo dice, y no solo porque no lo sepa, que también, sino porque no le interesa la verdad. ¿Dice el informe PISA cómo pueden arreglarse? Aunque oyendo a Wert parece que con la LOMCE, garacias a la cual el mundo saldrá de la ignorancia, la verdad es que no. Esto sí lo sabe Wert, pero el muy ladino tergiversa la información. Manipula al pueblo. Miente.

A esta fecha nadie se sorprende de que un ministro mienta, aunque da una pista del nivel de degradación en el que se ha instalado este país, pero al menos los grandes medios de comunicación no deberían hacerle el juego. Será ministro, pero es un mentiroso y no entiende de educación. Dos razones para no ponerle ningún micrófono delante. Tampoco a los contertulios de cada día, esos expertos en todo, como Wert antes de ser ministro. Mejor, buscar a alguien que que sepa cosas de verdad, como Julio Carabaña. El día en el que la opinión la creen los expertos y no los mentirosos, empezará a irnos mejor.

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