jueves, 28 de mayo de 2015

Expectación y envidia

El mismo día en que en el faldón de los informativos escritos y hablados se dice que la cuarta parte de los españoles es pobre o casi y que la cifra sigue en aumento, en los titulares aparece Esperanza Aguirre diciendo que Podemos quiere cargarse el sistema. Lo que sorprende es que haya alguien que no quiera cambiar un sistema que genera tanta pobreza.
        El mismo día en que Villar Mir dice que la recuperación económica depende de que no gobierne Podemos, las noticias que llegan de Méjico nos acercan a la idea que este empresario tiene de lo que es la recuperación.
       Los partidarios de mantener las cosas como están se escandalizan de que Ada Colau contraponga una ciudad que da de comer a los niños con otra que no lo hace y emplea ese dinero para subvencionar a la Fórmula 1, carrera que reporta beneficios a Barcelona, pero cuyos beneficios, como ya quedado claro en el párrafo primero, no sirven para reducir la pobreza.
       La hecatombe que representa Carmena parece ser la paralización de los grandes proyectos urbanísticos y, por lo tanto, sus secuela de comisiones, salarios enormes para los directivos y pelotazos de todo tipo.
       La sociedad española debería estar expectante por conocer si tiene éxito el modelo de ciudad que parece poder gestarse en las dos grandes capitales del país (lo que significa si funcionará y, sobre todo, si podrá vencer las resistencias del poder económico que hará lo posible por evitarlo) y evaluar la posibilidad de trasplantarlo a todas las demás.
       Escribo esto desde una taifa y una ciudad que se encuentra entre las más pobres de España, donde cualquier índice que mida el desarrollo es bajísimo y donde (a lo mejor por eso) seguimos confiando en los artífices de nuestra continua derrota. Para llorar.

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