viernes, 29 de julio de 2011

Un caballo sin nombre

Publicada el 29 de julio de 2011 en El Día de Cuenca y otros, supongo.
"He atravesado el desierto en un caballo sin nombre / Le gustaba estar lejos de la lluvia / En el desierto puedes recordar tu nombre / porque no hay nadie que pueda hacerte daño». Yo no entiendo nada de poesía, pero diría que estos versos son malos malísimos. Forman parte de una canción que habla de un tipo que recorrió el desierto en ese caballo y cuando llegó al mar lo soltó. No dice mucho más pero como está en inglés lleva sonándome bien desde que un amigo que tenía dinero (luego también discos: cosas del pasado) me la presentó en el tocadiscos de su casa, hace ya media eternidad. Seguramente nos gustaba pensar que la canción contaba alguna gran epopeya pasando por alto que en Estados Unidos (de donde habla) lo único parecido que se había hecho había sido aniquilar cobardemente a todos los indígenas. Como, por otro lado, ni nos imaginábamos que el «smoke on the water» de Deep Purple solo era el relato de un incendio que aquellos melenudos habían sufrido en un concierto en Suiza o como ni pensar pudiéramos que la «Calle 52» de Billy Joel eran únicamente seis versos tan creativos como «dicen que se necesita mucho para mantener vivo el amor.» Casi lo mismo que Isabel Pantoja pero con saxofón y sin faralaes. En fin, así construíamos entonces alguna parte de los mitos sobre los que hemos atravesado una parte de nuestro particular desierto, en medio del cual seguimos negándonos a escuchar a las folclóricas pero sentimos una nostalgia remota cuando leemos que el lunes murió Dan Peek, uno de los tres miembros de América, los del caballo sin nombre, que, por cierto, ya ni se juntaba con los otros ni nada.
Pero a mí todavía me mola «a horse with no name».




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