lunes, 16 de diciembre de 2013

La tarea ingente de García-Page

Imagen tomada de http://www.laicismo.org/detalle.php?pk=28338
Cabe la posibilidad de que el Partido Socialista de Castilla-La Mancha tenga que pasar en el futuro por el mismo calvario que pasó el Partido Popular durante dos décadas. Durante ese tiempo, la presencia agotadora de los gobernantes en los medios de comunicación y la absoluta irrelevancia del papel de la oposición en un parlamento sin actividad, casi de juguete, contribuyeron de forma importante a la perpetuación en el poder de José Bono. Este fin de semana hemos leído que Cospedal se encuentra con cierta ventaja de cara a las próximas elecciones, lo que puede parecer paradójico considerando el elevado número de colectivos damnificados por su política: funcionarios empobrecidos, nuevos parados, empresarios arruinados o casi por la falta de liquidez de estos y aquellos, familiares de dependientes que se han quedado sin ayudas, enfermos sometidos a largos desplazamientos, etc.

Sin embargo, la debilidad de la política regional esconde estas grandes y pequeñas tragedias en la situación general, en las políticas del gobierno central o simplemente en la fuerza de las cosas. Por mucho que Cospedal o no conteste a lo que se le pregunta o lo haga presa de una soberbia cupable, o por mucho que ofrezca cien discursos semejantes al de las infames liquidaciones en diferido, Cospedal es alguien que demuestra tener poder, mientras que el PSOE apenas tiene un candidato previsible al que mucha gente no conoce ni de oídas: el sondeo dice que el 20% no sabe quién es, pero seguro que la cifra es mucho mayor porque la ignorancia tiende a ocultarse en las encuestas.

Page, que será ese candidato porque no se le ve suficientemente situado para ganar unas primarias nacionales pero parece controlar la taifa de Toledo con absoluta soltura, tiene menos de dos años para acometer una tarea ingente: darse a conocer, evitar que Cospedal se apodere del ligero repunte económico que es previsible de aquí a los comicios y lanzar un mensaje optimista y creíble, lo que, en estos tiempos de descreimiento, no es más fácil que lo anterior considerando que vendrá de alguien en cuyo DNI solo puede poner como profesión «político».

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