viernes, 3 de enero de 2014

Ponerse de perfil o capar el lenguaje



La Fundación del Español Urgente ha elegido “escrache” como la palabra del año pasado. Cuando la fundación  se plantee elegir la expresión del año, y no solo la palabra, estoy seguro de que designará a “ponerse de perfil” como la expresión de 2013. O la muletilla. O el tópico. Por no decir otras cosas peores que se me ocurren.
     Cada cierto tiempo sale a la palestra publicada una nueva expresión que hace furor entre el personal y que de pronto se hace imprescindible entre todo aquel que se pone al alcance de un micrófono. Nadie puede imaginarse un mundo sin ese sintagma a pesar de que antes a nadie se le había ocurrido. El último al que le escuché decir que no se pondría de perfil fue a Patxi López, supongo que queriendo referirse a que, cuando se convocasen las primarias en el PSOE, tomaría una decisión, consideraría la posibilidad de postularse, no eludiría el reto, miraría los apoyos que tuviera… incluso que no se escondería. Pero no, López no hará nada de eso. Lo que hará será no ponerse de perfil. Como todo el mundo el año pasado y, me temo, en los sucesivos.
     Entre 2002 y 2003 la administración Bush elaboró lo que llamaron el “Roadmap for peace”, un plan para alcanzar la paz entre israelíes y palestinos. La expresión fue traducida  al español como “hoja de ruta” y, desde entonces, hemos tenido hoja de ruta para cualquier acontecimiento,  siendo curioso que nunca antes habíamos tenido tal cosa sino, como decíamos, planes o proyectos o palabras similares que ya casi han dejado de existir.
     No digamos nada de la impresentable “puesta en valor”, que no sé cuándo se utilizó por primera vez ni por qué no deja de utilizarse. Lo curioso de estas expresiones es que se adhieren al vocabulario de sus usuarios sin distinción de sexos, razas, clases sociales ni, sobre todo, de formación, de manera que uno la escucha no solo a cualquier politiquillo de provincias sino a personas de suficiente talla intelectual como para pensar que jamás se dejarían vencer por la esperpéntica muletilla.
     No digamos nada de “hacer los deberes”, expresión sin la cual es imposible realizar una crónica deportiva que merezca tal título. Ni rastro queda de los periodistas creativos que utilicen expresiones tan innovadoras como el Real Madrid cumplió con las expectativas, el Atlético de Madrid consiguió los puntos que necesitaba o el Betis cumplió con el pronóstico, por ejemplo. Ahora todo el mundo hace los deberes. Y, por cierto, no solo en el deporte porque el mimetismo de la estupidez traslada la expresión a ámbitos menos anecdóticos, suponiendo que la política lo sea.
     Ea.

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