miércoles, 5 de febrero de 2014

Quinto aniversario

Se cumplió ayer el quinto aniversario del inicio de la investigación digamos pública del caso Gurtel. A estos años hay que añadirle el tiempo empleado en las pesquisas secretas que hicieron pensar que en aquel asunto había gato encerrado. Dejando aparte al polifacético Bárcenas, hasta el momento solo está en la cárcel Correa, el tipo que da nombre al sumario, y el único condenado ha sido el primer juez instructor, Garzón. Mientras tanto, la nómina de implicados en el saqueo de la cosa pública no es que sea descomunal, que lo es, sino que crece día tras día. El público asiste estupefacto. No sabe si esto deriva de la lectura silenciosa de una documentación tan grande como la biblioteca de Alejanddría o si cada día la policía descubre porquería nueva. Tampoco sabemos si la instrucción terminará alguna vez o si habremos de acostumbrarnos a ella y los telediarios le dedicarán un mini-espacio al estilo de la información meteorológica: la corruptela de hoy se ha descubierto en Muchorrostro de Arriba, ha sido catalogada como de fuerza 3 y se da por hecho que nadie de ningún gobierno sabía nada de esto.
    Yo creo que esto último es mejor que el juez ordene por fin que empieza el juicio porque entonces será cuando los ciudadanos sentiremos de verdad que el poder se ríe de nosotros, bien porque no habrá encausados de mayor porte que algún que otro ujier, bien porque, de haberlos, todos serán encontrados inocentes, y que las cárceles seguirán llenas de robagallinas porque, como se sabe, una gallina debajo del brazo es una prueba irrefutable y veinticinco millones de euros en comisiones, regalos y sobresueldos casi siempre son un infundio, una insidia, nada.

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