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Foto: El Confidencial |
Después de cuatro años en los que la derecha ha hecho prevaler la suficiencia de sus votos, su poder, su experiencia, su estar por encima de todo, su mentir, su menospreciar, su avasallar a diestro y siniestro, es posible que una parte del país tuviera ganas de izquierdas. Pero así como eran evidentes las razones por las que Rajoy tenía que ganar, era evidente que Sánchez no era la persona que la izquierda esperaba. ¿Quién es Sánchez? ¿De dónde viene? ¿Por qué sabemos que es de izquierdas? Sánchez es un señorito (con perdón; lo escribo sin ganas de ofender) que no ha estado en más trincheras que las que le hicieron subir en el escalafón, un buen chico al que han enseñado a impostar la voz cuando se mete con el PP, alguien de quien, si no eres del partido, nadie se fiaría más que de cualquier otro. Si me permiten, Sánchez es uno más.
La izquierda harta del abuso pepero del último cuatrienio quería a alguien como Ada Colau. La imagen de la alcaldesa con su equipo es todo un manifiesto y un programa político. Lo que vimos alli era un grupo de gente corriente, sin americanas, corbatas ni trajes de tiendas caras. Gente de la que puede uno fiarse porque parecen recién salidos del currelo y festejan que seguirán en el currelo, no que se irán a hacer una cosa muy importante y muy difícil que se llama política y que consistirá en hacer cosas inexplicables explicadas con palabras ininteligibles. Ada Colau ha salido de las aceras donde la arrastraban para protestar por una ley hipotecaria injusta y un procedimiento de deshaucio impulsado por la muy socialista Carmen Chacón, una señorita bien, intercambiable con Sánchez o con éste o con aquél.
Sánchez no soporta la comparación con la líder catalana.
Por él y porque la izquierda a la que quería convencer la extirpó de la sociedad la arrogancia del PP. La política de tierra quemada que ha practicado Rajoy y compañía hace imposible que el PSOE vuelva a ganar, con Sánchez, con Díaz, con López o con García. O ficha a Ada Colau o nada. O deja de ser el PSOE o nada.
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