1.- Si España fuese un piso, el piso sería propiedad de todos los
que viven en él. Los que frecuentan más el salón son tan propietarios
del salón como los que apenas van a él de vez en actuando o
incluso como los que nunca van al salón. Eso es lo que dice la
Constitución de 1978. Lo que dice el gobierno de Cataluña (pongamos que
son lo que viven en el salón) es que quieren cerrar la
puerta por la que todos pasamos al salón y que para ello no van a
consultar nada más que a los que viven en el salón. El resto de los que
vivimos en el piso no contamos.
2.- Lo que dice la Constitución de 1978 es que, si quieren cerrar la
puerta, tienen que juntar a todos los vecinos y que todos los vecinos
tienen que aprobarlo porque el salón es de todos. El
gobierno de Cataluña sospecha que, si junta a todos los vecinos (el
parlamento), le van a decir que no cierre la puerta, y por eso no quiere
juntar a los vecinos y convierte el asunto en un
asunto exclusivo de los que viven en el salón. Dice el gobierno de
Cataluña que el salón es solo de ellos, de los que lo ocupan mucho más
tiempo que los demás.
3.- La Constitución de 1978 dice que declarar ese asunto un asunto
exclusivo de los que viven en el salón no es legal. Claro que es
inconveniente para el gobierno de Cataluña y los que lo apoyan,
pero qué le vamos a hacer. Ocurre que el piso es de todos.
4.- Los que viven en el salón dicen que la libertad consiste en
dejarles cerrar la puerta, y lo contrario es de hijos de mala madre. Me
parece lógico que lo piensen los que dicen que el salón es
suyo y no de los demás. Pero me parece ridículo que los que viven en
las otras habitaciones estén de acuerdo con ellos.
5.- Dice Borrell lo mismo que me dice la mayoría de la gente que
conozco que tiene alguien en Cataluña, y es que en ese salón se le hace
la vida imposible a los que no son de la opinión de los
que quieren cerrar la puerta. Antes o después, la cerrarán, de eso
me caben pocas dudas. Pero que a los del dormitorio pequeño, el que da
al patio de luces, les parezca bien, me parece de risa.
Aunque nunca vayan a ir al salón.
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