Si usted pesa más de lo debido, se arruga más de lo conveniente, tiene  abcesos de grasa por cualquier sitio (o por todos los sitios), está  pendiente de lo que los demás opinan de usted, sufre una insatisfacción  moderada por la forma o el tamaño de esto o aquello, necesita ayuda  extra para echar un polvo, se mea encima, puede haberse manchado el culo  del pantalón, tiene el abdomen como el dirigible Hindenburg, sufre  estreñimiento y es muy fácil encontrarse con usted cuando está sin ropa o  muy poca, usted es una mujer.  No es fácil que una colonia de marcianos  escriba nuestra historia cuando nos extingamos pero si se diese el caso  y los investigadores utilizasen como fuente los anuncios de televisión  no podrían alcanzar otra conclusión diferente a esta: había hombres y  había mujeres, siendo éstas seres mucho más imperfectos ya que se  desarrolló una multifacética y próspera industria dedicada a corregir  sus desarreglos físicos y psicológicos. Si no fuera por lo de  encontrarlas en pelotas habría que admitir que convivir con las mujeres  es una experiencia desalentadora, pero como ocurre que esa  característica sí que es mentira fehaciente (a veces, gracias a Dios) ha  de convenirse que vivir con las mujeres es un trance al menos incómodo.  En la publicidad, las mujeres han dejado de ser un objeto para ser una  pena. La liberación les ha costado el descuajeringamiento psicosomático.  Dueñas de su vida, ahora se pasan el día luchando contra su anatomía,  singularmente tripas y esfínteres, y contándolo sin pudor ni recato.  Ahora son amas de casa avispadas en lugar de abnegadas porque han  aprendido a usar comida preparada, pero la emancipación se la gastan en  la farmacia. Yo creo que si fuese una de ellas, prefiría seguir siendo  un florero.
 
  
Jaaaaaaaaaaajajajajaja. Reconozco que me he reído. Y sí, soy mujer. O lo parezco al menos.
ResponderEliminarY sí, oye, una lástima, damos mucha penica.
Pero también he de decirte que, algo tendremos cuando no hay hombre que no sepa vivir sin una de nosotras, sea madre, hermana, novia, pareja o follamiga... Chico, nosotras somos un cúmulo de imperfecciones perseguidas por la corrección, pero, os hacemos gracia =)
Y, nuevamente, sí. Estoy de acuerdo yo he descubierto que lo que quiero es ser mantenida! jajaja. No sé quién inventó que el trabajo dignifica, pero no es verdad. Yo quiero un hombre que ponga un piso a mi nombre y la hipoteca al suyo. Aunque si tiene lo suficiente como para ponerme el piso directamente sin hipoteca, tampoco me voy a poner quisquillosa. Ya me dignificaré yo teniendo una ONG propia y haciendo galas benéficas y cenas con donativos de los de a 250€ el cubierto!
;)